Por Virginia Battisti.
Hace casi cinco meses nació Filippo Luigi. Un niño
chiquitín, ya que nació de 7 meses y medio, y con una gran curiosidad hacia el
mundo. Como mamá primeriza creo que leí todo lo que se podía leer acerca del
bebé: los horarios, el sueño, las enfermedades, el desarrollo, y claramente, la
comida. Solo pude darle pecho por un mes, en niño no crecía y empecé con la
formula, una linda y biológica comprada en Italia. Claro que lo sentí, ahora
con toda esta onda de la crianza con apego si no das teta por dos años está muy
mal, pero en fin. Filippo creció, todos felices, él con su biberón, yo con él y
su biberón.
Aprendí también que los pediatras hacen mucho terrorismo
psicológico: que no crece, que los percentiles, que el peso, que la estatura,
que no sé que. Yo aprendí a creer, junto con todos los libros que leí, que el
instinto de la mamá es lo que hace crecer bien un niño. Si el niño come, es
feliz, duerme, que pese 200 gramos menos de lo que tendría que pesar no me
parece un drama. Ahí está; más que crianza con apego la mía es “Crianza Sin
Dramas”. O sea, no me voy a estresar porqué soy mamá, lo importante es que mi
hijo esté feliz.
En fin, yo soy italiana y vivo en Perú, pero prefiero los métodos
de crianza un poco más europeos, que me parecen en general más flexibles y con
menos paranoias. Algo que no entendía era porqué el pediatra me decía que hasta
el sexto mes NADA DE COMIDA. Como, pensaba yo: en Italia el destete empieza al
cuarto mes; y sinceramente los italianos son una población bien saludable,
entre los más saludables del mundo. Yo empecé a comer a los 4 meses y medio, mi
hermano a los cuatro meses. Una cucharada de manzana, media tacita de
zanahoria, justo para aprender sabores nuevos y familiarizar con la cuchara.
Dos de mis libros favoritos "La grande enciclopedia del niño" y “El libro del sentido
común del cuidado de bebés y niños” de Benjamin Spock (sí, sé que es un poco
viejito) daban una serie de indicaciones para cuando empezar el destete que
nada tenían a que ver con la edad biológica, sino con cuando el niño estaba
listo: esto me pareció tener mucho más sentido común que la regla de los 6
meses. Filippo empezó a tener todo el día, constantemente, las manos en la
boca, querer sentarse solito, y llorar después de cada biberón por hambre. Todas
indicaciones que, según mis guru de la puericultura, querían decir que el niño
estaba listo.
Ya, me lancé: compré yogurt biológico,
galletas integrales con miel, herví una manzana, mezclé todo en un bol, y con
mi cucharita de silicona intenté darle de comer, un domingo al mediodía. Comió
todo, feliz, sin escupir, sin vomitar, y haciendo gorgoteos cada vez que me
demoraba demasiado a darle otra cucharadita.
Así empezó; cuando mi hijo me dio señales y yo, en mi
corazón de mamá, pensé que sí, estaba listo para comer. Sin demasiado estress
ni traumas. Ahora tiene 5 meses, son dos semanas que come y estamos todos
felices.
Resulta también que el papá de Filippo, Israel, es chef. Y su
niñera, Alessandra, es cocinera; y su tía Margaret nutricionista. Así que nosotras
chicas pensamos: porqué no abrir un blog? Con consejos, recetas para papillas,
opiniones y artículos acerca de la alimentación del bebé? Y aquí estamos, con
cucharitacorazón, para crear un espacio donde poder encontrar recetas fáciles y
ricas para que sus repollos empiecen a comer con amor.
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